¡Rompamos el silencio! ¡Visibilicemos la intersexualidad!
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Cuando era pequeña siempre me pregunté si había algo malo en mí, constantemente pensaba en ello, pero nunca encontré respuesta alguna. Permíteme contarte lo que me sucedió.
Nací con una apariencia típica femenina, es decir genitales típicos femeninos, pero cuando tenía alrededor de los dos o tres años de edad, mi cuerpo comenzó a cambiar. Mi clítoris comenzó a crecer, me empezó a salir vello púbico y corporal, y pasé por el llamado gran estirón. En resumen, inicié la pubertad a esa edad, sin embargo, no era la típica pubertad por la que pasaban las niñas, por el contrario, era una pubertad más bien masculina.
Mis padres me llevaron al hospital, pero el endocrinólogo les dijo que no se preocuparan, que yo estaba perfectamente bien y que lo que me estaba ocurriendo era un proceso completamente normal; por lo que nunca recibí ningún tratamiento médico para lo que me ocurría, así que mi cuerpo continuó virilizándose cada vez más y más.
Desde que mi cuerpo comenzó a cambiar, mis padres siempre me han insistido en mantener oculta y en silencio mi naturaleza intersexual, siempre me han dicho que no debo hablar de ello con nadie, ni siquiera con mis hermanas. Eso siempre me hizo sentir que había algo malo en mí, algo de lo que debía sentirme avergonzada, pero no lograba entender de qué se trataba y porqué tenía que ocultarlo.
Siempre tuve muchas dudas acerca de mi cuerpo, de mi apariencia, de mis genitales, pero nunca hablé de ello con nadie, no fui capaz de hacerlo porque era algo que me habían prohibido. Siempre me pregunté si era hombre o mujer porque mis genitales no eran del todo femeninos, en realidad yo no lucía femenina, y la gente solía decir — no a mí directamente, pero sí entre ellos — que yo lucía como un hombre. En realidad, no me importaban mucho sus comentarios, pero siempre supe que era diferente, que lucía diferente, y necesitaba encontrar respuestas.
Años después decidí ir al doctor para saber si había algo malo en mí. Después de meses de revisiones médicas incómodas, a la edad de 15 años, me dijeron que tenía HSC (Hiperplasia Suprarrenal Congénita). Me sentí satisfecha, al fin había obtenido la respuesta que tanto había buscado, la explicación a todo lo que había vivido, aunque los médicos me dijeron que yo no era normal. Me dijeron que mi cuerpo debía ser “corregido” para no sentirme avergonzada cuando tuviera relaciones sexuales, pero yo nunca me había sentido de esa manera, hasta que me dijeron que yo no era una persona normal.
Creo que todas las personas intersexuales hemos tenido que lidiar con una variedad de situaciones difíciles que las personas endosexuales nunca tienen que enfrentar. Tenemos que lidiar incluso con nosotros mismos, con sentimientos y pensamientos horribles que tenemos acerca de nuestros cuerpos, esos sentimientos y pensamientos provocados por los prejuicios de nuestros médicos. Desde que nacemos, nuestros doctores les dicen a nuestros padres que hay algo malo o incorrecto en nosotros, que por eso nuestros cuerpos deben ser “corregidos”, y que nosotros no necesitamos saber la verdad acerca de nuestra propia corporalidad. Nuestros padres son influenciados por esos prejuicios y deciden mantener nuestra variación intersexual en secreto, incluso nos la ocultan a nosotros mismos.
En mi caso, el médico nunca les dijo a mis padres que mantuvieran mi variación corporal en secreto. Al contrario, él dijo que todo estaba bien y que yo estaba completamente sana, sin embargo, mis padres decidieron mantenerlo todo en las sombras para, creo yo, protegerme del acoso, de la discriminación, de los prejuicios de la gente, de la misma sociedad, pero ya fue suficiente. Es tiempo de decir ¡BASTA! ¡Es tiempo de romper el silencio, de eliminar los prejuicios, de conocer la verdad! ¡Es momento de cambiar la Sociedad y vivir nuestras vidas! ¡Es el momento de vivir la verdad y la naturaleza de nuestros cuerpos!
This piece has been translated into English – Break the silence, raise intersex awareness!